Hasta ti llegué,
Y desnudé mi alma,
Y en tú ser encontré
Aquel abrazo que me calma.
Fuiste remedio en cada herida,
Bálsamo para cada dolor,
Luz, brillo, fuerza y vida,
Y me llenaste de valor.
Fuiste silencio cuando lo necesité,
La voz que siempre quise escuchar,
El sentimiento más bello que abracé,
Y la entereza que me hizo levantar.
Fuiste más que labios
que besé,
Más que un cuerpo que se dejó amar,
Fuiste más que todo lo que deseé,
Fuiste el recuerdo que no quiero olvidar,
y…
Me desperté!
Me desperté de tan bello sueño.
Un sueño en el que te amé,
Y del que ya no soy
dueño.
Pero en mis oraciones le pido a Dios,
Que me permita volverte a encontrar,
Para despedirme, sin decir, jamás, adiós,
Si no, simplemente para dejarte descansar.