No sé...todo fue tan rápido que apenas hubo tiempo a preparar o pensar algo...simplemente sucedió.
Recuerdo que cuando nos sentamos en la arena, el sol aun brillaba en lo alto de los cielos, y poquito a poco iba bajando, hasta que en un momento se besaba con el horizonte, hasta adentrarse en él y desaparecer.
El tiempo pasó muy rápido, y no nos dimos cuenta de ello, entretenidos en una charla que abarcaba de todo un poco.
Historias compartidas con vecinos, amigos, conocidos, etc...ese primer novio, el primer beso, cositas que vagamente se acordaba uno, hasta que llegamos a esa primera vez.
No se si tu o yo, unos de los dos empezó el tema, pero todo fluía con tanta naturalidad que el otro entraba en el juego y participaba, de una forma activa y tan natural y inocente.
En determinado momento estábamos tan cerca el uno del otro, que parecía que éramos uno solo, y nos reíamos...
Me decías que tu primer beso no que nada en especial, y que el chico estaba muy nervioso, aunque no menos que tu, y...entre un beso que salió casi perfecto, otros hubo en que los dientes se chocaron...y de pronto una risa avergonzada, un lo siento y, a repetir.
Nos reímos, y en el fondo sabíamos que a casi todos nos ha pasado alguna vez.
Y entre "tonterías", de que si fue él quien besó mal o tu, o si fui yo y mi primera pareja, nos perdimos en un beso.
Parecíamos dos críos, luchando a saber quien besaba mejor...y repetimos, y otro más, y al rato ya nos habíamos fundido en un beso tan profundo, que nuestras lenguas parecían bailar al compás, y sin detenernos, nos tumbamos en la arena y seguimos besándonos apasionadamente.
Todo empezó como una broma, un juego, no sé...pero siguió...de echo, seguía.
En apenas cinco segundos de descanso, miramos al cielo, y habían miles de estrellas como testigos de lo que estaba pasando...
Al fondo, el sol ya se había adentrado en el mundo del horizonte, quizás fundidos también en su momento único e íntimo...y la luna parecía sonreírnos.
Hoy es un día loco, y nosotros, como dos locos más, estábamos decididos en dejarnos llevar en una locura.
Y de nuevo las chiquilladas...
"Que te ha parecido mi beso!"
"Hummmmmm, no está mal, pero puedes hacerlo mejor".
"Y el mío que tal!"
"Hummmmmm, me ha gustado. Besas muy bien".
"Y que tal si seguimos! podrás aguantar mi ritmo?"
"Oyeeeeee, que soy todo un macho ibérico y aguanto esto y más, pero no se si podrás tu!"
Y así, con cursiladas, volvimos a caer en la tentación de los besos, que luego fueron acompañados de caricias y otros mimos.
De pronto, el calor se fue apoderando de nuestros cuerpos, y era en mi en quién más se notaba, mientras tu apenas suspirabas, como si estuvieras viviendo un sueño maravilloso...
Yo traté de aislar mi mente, y llevarla a otros parajes, para que no se me notara la ya evidente "alegría" que dominaba mi cuerpo, y era tanto el deseo que al final no pude ocultar lo que estaba necesitando en aquél momento.
Eran besos, después abrazos y caricias...pero, si no teníamos que demostrar nada..."que está pasando aquí!"...
No sé...de momento mi mano estaba recorriendo tu pierna, bajo tu falda, mientras nuestros labios y nuestras lenguas seguían jugando entre jugos...
El suspiro que salía de tu boca, y la respiración algo acelerada que se notaba en los latidos de mi corazón, indicaban que ambos íbamos a por algo más.
Tu cuerpo no rechazaba mis caricias, y mi mano seguía en sus intentos, sin encontrar cualquier tipo de resistencia por el camino.
Suave tu piel, dulces tus besos, y agradables las caricias...
En ese punto, y ninguno de los dos pensaba en como todo había empezado, ni siquiera nos pasaba por la cabeza la intención de detenernos.
No sé si debería parar o no, pero una vez puestos, que pase lo que tenga que pasar, pensé...
Y...de pronto mis manos ya estaban rozando el hilo de su tanga, a la altura de las caderas, y eso hacía con que mi corazón acelerara aun más, como si no pudiera parar de latir a tal velocidad.
Tus labios, tu lengua mojada, la suavidad de tu piel...no sé, pero eran tantas cosas a la vez y, todo me parecía tan perfecto que aunque quisiera, no me detendría a menos que me lo pidieras.
De tu cuerpo solo recibía mensajes de incentivos...eras una isla que deseaba ser descubierta y poblada, y yo me sentía ese explorador, que en cada centímetro de tu piel, descubría un poro que exhalaba deseo.
Por momentos mi mano abandonó ese tanga, y fue subiendo, hasta la altura del sujetador, y como un pulpo me agarré a ello, masajeándolo con delicadeza...en ese momento sentí como tu mano apretaba mis nalgas contra ti, cada vez más fuerte y dándome "carta blanca" para seguir...
P.D: ya seguiré el cuento cuando me de la gana...